Los pulmones son considerados como los órganos esenciales de respiración, ya que se encargan de recibir el aire, mezclarlo con la sangre y a la vez eliminar el dióxido de carbono.

La respiración no sólo es útil para poder vivir, sino que es parte muy importante en todo lo que es el manejo de la energía optimizada tanto para desarrollar masa muscular, la inteligencia, el poder mental y el ascenso espiritual.

Muchas técnicas respiratorias pueden sanar enfermedades crónicas, asimismo, las personas que no saben respirar pueden sufrir de depresión, agotamiento y hasta déficit atencional. El saber aprovechar los pulmones pasa en conocer lo mejor posible acerca de ellos.

Son dos órganos de forma cónica que se localizan en el interior de la cavidad torácica y que son separados por el corazón.

Estos órganos juegan un papel importante en la respiración, debido a que en su  interior tiene lugar, en unas estructuras denominadas alvéolos pulmonares, el intercambio de oxígeno y dióxido de carbono entre el aire y la sangre son de consistencia blanda, esponjosa y dilatable.

Cada pulmón tiene la forma de una pirámide truncada con base en el músculo diafragma y vértice en la primera costilla.

En los pulmones se diferencia una cara interna y otra externa. La cara externa de cada pulmón derecho presenta dos hendiduras profundas (la cisura oblicua y la horizontal), que lo dividen en tres lóbulos (el superior, el medio, y el inferior).

En la cara interna del pulmón existe una zona denominada hilio pulmonar, por donde cada hilio pulmonar, por donde cada pulmón recibe un bronquio principal y una arteria pulmonar y por donde salen dos venas pulmonares.

La base del pulmón se apoya sobre el músculo del diafragma, por lo  que es cóncava. Como el diafragma.

El diafragma asciende más en el lado derecho (porque en ese lado se localiza el hígado en la cavidad abdominal), el diámetro vertical del pulmón derecho es mayor que el del izquierdo. Sin embargo, el derecho tiene mayor volumen que el  izquierdo, ya que esté último comparte la parte izquierda de la cavidad torácica con el corazón, al que debe hacer hueco.





Antes de que un niño nazca, los pulmones se encuentran ocupados por un líquido que contiene una sustancia denominada surfactante.

El surfactante va aumentando durante las últimas semanas de vida dentro del útero, y su función es impedir que los pulmones se colapsen, cuando el recién nacido empieza el proceso de respiración.

Como el surfactante, aumenta considerablemente durante las últimas semanas de gestión, los niños prematuros pueden tener problemas respiratorios.

El proceso de respiración

Los seres humanos podemos mantenernos vivos, gracias al oxígeno que se encuentra en la atmósfera que funciona como una manera de combustible.

Todas y cada una de las células del cuerpo queman virtualmente sustancias para su aprovechamiento. Este proceso depende de que aquellas lleguen a los glóbulos rojos, que se encargan de aportar oxígeno y, por otra de llevar el gas producido en la respiración.

En el proceso de respiración, los pulmones son los encargados de poner el oxígeno a disposición de los glóbulos y posteriormente, recoger sustancias residuales, que posteriormente serán de vueltas a la atmósfera. Esta es la llamada respiración externa o ventilación.

Mientras tanto, la respiración interna vendría a ser el proceso por el cual las células intercambian gases con el medio líquido que los rodea.

Cada persona respira entre doce y quince veces por minuto. En cada uno de estos movimientos se desplaza medio litro de aire, por lo que a los pulmones ingresan cerca de seis a siete litros de aire por minuto.








El aire que se inspira  que es esencialmente  rico en oxígeno, ingresa por la boca o las fosas nasales, siguiendo su camino hacia la faringe, la laringe (albergue de las cuerdas vocales, que con la boca y la cavidad torácica como caja de resonancia nos permite hablar), tráquea, bronquios, bronquiolos, para finalmente alcanzar los alvéolos que se encuentran en contacto con los capilares de la circulación pulmonar.

En los alvéolos se produce un proceso de intercambio que nos conducirá los gases espirados por un camino inverso hasta el exterior, cuando el aire entra, se filtra, se calienta o se enfría según la temperatura del ambiente, y se humedece, lo cual constituye la primera barrera defensiva.

Cuando cualquier particular ingresa a las vías respiratorias, lo clásico es que por su propio peso y naturaleza, acabe pegada a las paredes del conducto, donde las células defensivas que se producen en el organismo podrán acabar con ellas antes, que logren causar mayores complicaciones.

Además del dióxido de carbono, existen  otras sustancias que logran salir al exterior por medio de las vías respiratorias.

Enfermedades de los pulmones

Las causas más comunes son la inhalación de gases, humo, polvo y sustancias químicas. Las lesiones pulmonares predominan las de carácter inflamatorio, Algunas enfermedades destacables son:

– Bronquitis: Inflamación en los conductos aéreos.

– Neumonía: La zona inflamada se trata de un lóbulo.

– Bronconeumonía: Afecta a los lóbulos.

– Enfisema: Se caracteriza por el agrandamiento permanente de los espacios aéreos distales a los bronquiolos respiratorios, con destrucción de la pared alveolar, con o sin fibrosis manifiesta.

– Neumotórax: Producido por la ruptura de la pleura, entra aire al espacio pleural y causando un colapso pulmonar. Los síntomas son dolor agudo en el pecho, falta de aire, entre otros.

– Alveolitis fibrosa: Enfermedad que produce cicatrización y engrosamiento de los alvéolos. Es de causa desconocida, y en algunos casos aparece junto a enfermedades como la Artritis reumatoide.

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