puentedelossuspirosDesde niños buscamos el escondite, los recovecos, nuestros refugios o rincones escondidos, para poder encontrar nuestros espacios, que poco a poco los vamos perdiendo.

Si haces una abstracción hacia el pasado, recuerda aquellos tiempos y vuelve a sentir las sensaciones que tenías en esos escondrijos, que generalmente eran para sentirnos con nosotros mismos.

De la misma manera hemos jugado a las escondidas. Como que en medio de juegos el que gana es aquel que no lo descubren dentro de su recoveco.

A medida que vamos creciendo, como que la sociedad ya no permite que nos aislemos. El escondido se considera como que oculta algo.

Pero, no debemos perder los recovecos. Siempre debemos tener el rinconcito que nos permita estar en intimidad con nosotros mismos o en pequeños grupos.

En medio de tantos problemas y el bullicio de las grandes ciudades, siempre existirán refugios de acuerdo a cada temperamento. Pero, el refugio que escogamos no debe ser un lugar tan bullicioso o alterado como lo que nos acompaña todo el día.

De que serviría pasar del bullicio y los problemas del trabajo hacia otro bullicio. Ocasionalmente, podríamos ir a un bar, a una fiesta, a confundirnos con toda la gente, pero de lo que se trata es que nos encontremos con nosotros mismos.





En el juego de las escondidas estabas solo, no te escondías con nadie y así ganabas el juego.

Uno de los problemas fundamentales de no tener una auténtica personalidad es que todo el tiempo estas con tanta gente, que no puedes encontrar tu propia identidad.

El escondite, el rinconcito

Este rinconcito, recoveco o el refugio, puede ser en tu propia casa. Un pequeño espacio en dónde puedas pintar, tallar, meditar, escribir o escuchar música. Prueba a estar solo contigo y descubrirás cosas interesantes.

Este refugio puede ser un lugar escondido en la playa o las montañas, al que puedes ir varias veces al año. Nada que sea para trabajar, embriagarte, comer demasiado, sino el rinconcito en donde puedas escucharte a ti mismo.

Claro, que necesariamente no debes estar solo, puedes ir en pequeña compañía, con reducido número de personas, y aprovechar para hacer algo de turismo.

Algo como el Cuzco, quizás el Taj Mahal, ver las obras de Gaudí en Barcelona, las cataratas de Iguazú o lugares similares, que te permiten pensar, renovarte energéticamente. Lugares con encantos especiales es lo que debes procurar.








También al pueblo pequeño cercano a tu ciudad. A una roca colgada en el cerro. A mirar la puesta del sol en la playa o sobre las montañas.

Pero, no ir de compras a las grandes ciudades y de noche a las discotecas. Eso tiene otro tipo de situaciones, que también son útiles como esparcimiento, pero no para encontrarte contigo mismo.

Dónde te sientas bien contigo mismo

El rinconcito de tu ciudad preferido, debes escogerlo con cuidado. Quizás una calle como Caminito de Buenos aires, el Puente de los Suspiros en Lima, el Parque Guell en Barcelona, una orilla de río en Montevideo, el valle del Elqui en Chile, Panamá antigua, lugares tan especiales para mi y para muchos.

Un lugar en dónde te sientas pleno y puedas conversar contigo mismo, en dónde recargar las pilas, renovarte, renacer y sentir realmente quien eres.

Al final de tu vida te irás sin siquiera saber quien eres, para que viniste, que hiciste realmente en esta vida, si cumpliste o no tu misión. Todo porque no ubicaste el rinconcito en dónde estar. El refugio que debiste conseguir como si lo conseguiste cuando niño y ganabas en el juego.

El lugar escondido tal vez está dentro de ti, pero eso no lo sabrás si no eliminas el bullicio. No se puede conversar si todos están gritando y menos con uno mismo.

Escúchate, permanece contigo mismo, que pronto lo escondido de tu ser aflorará y sabrás la verdad de tu existencia.

Encuentra tu recoveco, antes de que mueras, ya que en el último refugio, en tu nicho, no hallarás nada.

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