La cirrosis hepática es una de los principales enfermedades en el mundo, debido a su alta morbilidad y mortalidad.

Es una condición producida por ciertas enfermedades crónicas del hígado que ocasiona la formación de tejido cicatrizal y daño permanente al hígado.

La cirrosis hepática se caracteriza por módulos que se forman en zonas del hígado que ya están afectadas por fibrosis. Generalmente es progresiva y puede generar la muerte.

Este puede ser el alcoholismo, también pueden serlo la hepatitis vírica crónica y algunas otras enfermedades como la sífilis, la tuberculosis, la malaria crónica, la ictericia crónica, etc.

También incluyen los factores de orden tóxico, especialmente en cuanto a la alimentación, como el abuso de los condimentos picantes. Es una enfermedad propia de la edad madura.

La presencia o no de la cirrosis depende única y exclusivamente del alcohol que ingiere el paciente. Si no surgen alteraciones en dieciocho meses después de dejar de beber se puede desarrollar una vida normal.

La cirrosis hepática es una enfermedad crónica cuya causa se asocia al consumo excesivo del alcohol. Esta se manifiesta con la aparición de un tejido fibroso que sustituye a las células del hígado, conforme éstas se  deterioran. Si la enfermedad es atacada a tiempo el hígado puede recuperar su estado de normalidad.

La cirrosis hepática ataca según la frecuencia, más a los hombres que a las mujeres y los síntomas suelen presentarse pasado los treinta años.

Desde el siglo XVI se identificó el papel del alcohol como responsable de enfermedades hepáticas, habiéndose identificado, desde entonces, un gran número de alteraciones metabólicas ocasionadas por el mismo, entre las que destacan por su frecuencia y su repercusión clínica, las complicaciones hepáticas.





Las encuestas alimenticias han permitido, por otra parte, reconocer que la incidencia de cirrosis hepática es de seis a ocho veces superior en los alcohólicos crónicos que en la población general.

Parece pues existir una relación directa entre el alcohol y la cirrosis hepática, independientemente de las condiciones nutritivas, aunque se desconocen los mecanismos íntimos que determinan su presencia en los alcohólicos crónicos.

Las correlaciones estadísticas no permiten  explicar por qué ante una ingesta alcohólica, se convierten en cirróticos y otros no. Probablemente intervienen factores todavía desconocidos que determinan la evolución cirrótica en algunos casos.

Cirrosis hepática síntomas

Las personas con esta enfermedad presentan los siguientes síntomas:

  • Náuseas por alimentos grasos.
  • Estreñimiento y diarrea.
  • Desarrollo excesivo de gases.
  • Decaimiento general.
  • Se va perdiendo peso.
  • Hay prominencia de huesos.
  • Edemas en las piernas.
  • Hinchazón del vientre.
  • Temblores en dedos y lengua.
  • El hígado se deforma.
  • Crecimiento del bazo.
  • Hay pruritos y hemorragias.
  • Insuficiencia cardíaca y renal.
  • Aparece en la ictericia.
  • Fácil de contraer otro males.
  • Grave y lento transtorno en el hígado.








Cirrosis hepática tratamiento

La cirrosis carece de tratamiento médico específico pues en general, es irreversible. Se pueden llegara algunas de las enfermedades que la producen y evitar o retardar la evolución de una cirrosis en estado inicial a las fases avanzadas.

El tratamiento de la cirrosis es el trasplante hepático. Se realiza sólo en los pacientes en que se estima una supervivencia menor de dos años, a consecuencia de la cirrosis, y además en los que no existe contraindicación para realizarlo.

Para tratar naturalmente la cirrosis hepática como complemento al tratamiento del médico, puedes aplicar los siguientes remedios.

Suprimir por completo el alcohol.

Aplícate un baño de vapor semanal.

Frotaciones frías por la mañana y por la tarde. Igualmente son eficaces los baños restauradores.

Otros de los tratamientos es la cura del limón integral.

Consumir el jugo de las semillas trituradas de la papaya y mezclarlas con 15 gotas de jugo limón. Consumir una o dos veces al día durante un mes, como tratamiento natural en las etapas tempranas de la enfermedad.

La levadura de cerveza te puede beneficiar ya que actúa de suave multivitamínico, ayuda a depurar el hígado y es muy rica en Zinc y Cromo.

Consumir vegetales

Hay que reconocer la sabiduría que en este sentido demuestran poseer los franceses. Ellos son unos maestros en estos aspectos, es decir, el consumo de verduras lavadas y aliñadas, sin ser sometidas a ningún proceso previo de cocción, así se aprovecharán al máximo todas sus propiedades.

Preparando de esta manera pimientos, espinacas, nabos, zanahorias, e incluso alcachofas; resulta todavía más saludable cuando se someten a la cocción  del fuego. Fundamentalmente, en las siguientes consideraciones:

Se estimula la masticación.

Se favorecen los procesos digestivos.

Se evita la aparición del estreñimiento.

Se aprovechan al máximo sus nutrientes.

Proporcionan gran aporte de líquidos.

Ahora bien los vegetales, que se van a consumir crudos deben lavarse meticulosamente y secarse con rapidez. Para aprovecharlos mejor, se aconseja consumirlos al principio de las comidas y, si se desea eliminar riesgos de la posible contaminación por el tratamiento de la plantas o manipulados, convendrá agregar al aliño, un chorro de zumo de limón.

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