Las aguas templadas de todos los mares abiertos de la tierra constituyen el amplio hogar de unos animales que más atracción ha despertado en el ser humano, el delfín.

El delfín tiene las necesarias adaptaciones para sobrevivir y prosperar adecuadamente en un medio tan extraño para un mamífero como el mar abierto. Un animal hidrodinámico con una piel lustrosa que minimiza el rozamiento en el agua, una poderosa musculatura corporal y unos singulares rasgos fisiológicos.

El delfín es un magnífico depredador acuático capaz de competir con los más genuinos habitantes marinos, los peces. Su inteligencia es una ventaja fundamental.

El cerebro del delfín

El cerebro del delfín es grande y su corteza está surcada por gran cantidad de circunvoluciones que incrementan enormemente su superficie. En realidad, hay pocos animales tienen un cerebro que ofrezcan, al menos en apariencia, tantas posibilidades para albergar una inteligencia tan desarrollada.

La mayoría de los investigadores están de acuerdo en que este hermoso mamífero marino, al que algunos han apodado “el príncipe de los mares”, es unos de los animales más inteligentes. Actuales experimentos han puesto de manifiesto que el delfín es capaz de reconocerse a sí mismo ante un espejo, capacidad reservada hasta ahora a los simios y a nosotros mismos.

Ha sido, sin duda alguna, esa capacidad intelectual es la clave de su triunfo evolutivo, pues le ha permitido adaptarse a las más diversas situaciones gracias al desarrollo de complejas pautas de comportamiento.

Para un mamífero como el delfín, el océano es un medio difícil ya que existen gran cantidad de predadores, además pueden llegar desde cualquier punto

Una de las características del estupendo cerebro del delfín es su capacidad para dormir a medias. Es sorprendente que mientras uno de los dos hemiferios cerebrales duerme otro está despierto. Esta estrategia, además de permitir que el delfín pueda detectar a sus predadores incluso durante el sueño, también evita que se ahogue, ya que la mitad del cerebro que permanece activo es capaz de enviar las señales necesarias para que el animal ascienda respirar cada vez que lo necesita.

Comunicación delfín

Una de las mejores soluciones al problema de la protección frente a los predadores es los establecimientos de grupos, y el delfín, evidentemente, la ha adoptado. El delfín al vivir en grupo tiene una mayor eficiencia predadora.

No obstante, para que todas las posibles ventajas que ofrece la vida en grupo se hagan realidad, no es suficiente con vivir juntos; es necesario, además, establecer estrechas relaciones y desarrollar algún sistema de comunicación.





Los delfines son animales son capaces de comunicarse entre ellos de una forma extraordinariamente eficiente.

Los científicos, tras varios años de investigaciones han llegado a la conclusión de que poseen un lenguaje propio basado tanto en las señales corporales, saltos, movimientos de mandíbulas, posturas del cuerpo, golpecitos laterales, etc. Como la emisión de sonidos.

Los chasquidos, chirridos y murmullos que acompañan casi invariablemente a cualquier grupo de delfines parecen demostrar que sus miembros mantienen largas “conversaciones” en las que se informan unos a otros tanto de la presencia de amenazas como de la cercanía de posibles presas.

Existen muchas investigaciones sobre el lenguaje de los delfines e inclusive sus sonidos o palabras han sido puestas en música de tipo new age.

Ciertos investigadores han llegado a concluir que cada delfín, tienen un “nombre” propio, una firma sonora que lo identifica. Este “nombre” es útil cuando el grupo de delfines se desplaza por agua turbias, de escasa visibilidad. Emitiendo el sonido identificativo, cada delfín indica su presencia al resto de los delfines.

La ecolocalización

La cabeza del delfín no muestra señal alguna de órganos externos, ni siquiera dispone de los orificios  característicos de los mamíferos por los que el sonido ingresa hasta el oído interno.

En el agua estos orificios podrían plantear serios problemas debido a la presión a la que se ven sometidos cuando esto animales se sumergen a grandes profundidades.

Sin embargo, el oído del delfín es agudo. Las mandíbulas del delfín están diseñadas con sistema de cavidades huecas que actúan de cámaras de resonancias. La vibraciones del medio se trasladan así hasta el oído interno, donde se modifican en señales descífrales por el cerebro.

Además de los sonidos audibles por los seres humanos constituyen la “lengua” de los delfines, estos graciosos animales son capaces de emitir otro tipos de sonidos.








Como sonido de alta frecuencia o extraordinariamente agudo, y en consecuencia, muy direccionales, les permiten desarrollar la singular técnica de la ecolocalizacion de manera semejante a como lo hacen los murciélagos.

Las ondas de alta frecuencia emitidos por el delfín rebotan en los obstáculos que encuentran en su veloz desplazamiento a través del medio líquido.

Este eco, captado complicado y agudo sistema auditivo del delfín, le permite crear una imagen sonora del espacio que lo rodea incluso en momentos y situaciones en los que la visión resulta poco útil.

Con la ecolocalización, los delfines son capaces de descubrir su presas escondidas en la arena del fondo del mar.

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